miércoles, 3 de diciembre de 2014

La magia está ahí


 
La noche está llegando, el sol se oculta, los paisajes del patio trasero de mi casa se van iluminando con unos colores especiales, los veo a través de mi ventana, hay canciones tranquilas en el reproductor, los carros que se ven a la distancia leventemente van desapareciendo, y el sol se va despidiendo una vez más, ella llega a almorzar algo tarde, él decidí prender la televisión, yo con algunas gotas de agua por mi frente me pongo a observar la tarde o lo que queda de ella, a veces pienso que algunas circunstancias de la vida son así, las buenas oportunidades se van un tiempo, y otras aparecen en un mejor tiempo, mis labios se mojan un poco con el jugo de naranja que encontré en la refrigeradora casi vacía, las miradas desaparecen de pronto con un adiós, estoy sola en casa.
Hay tiempo para seguir observando lo que queda de la tarde, y el sol que parece una media naranja brilla más fuerte, y su intensidad va esparciéndose en el cielo, hay imágenes que me asaltan, palabras, risas, y algunos recuerdos de aquellos años en los que era más joven, y pienso en este año, desde enero hasta este mes, acercándose la navidad, encontrando lo que está guardado aquí adentro, veo a mi mamá corriendo por la playa y jugando a la pesca con toda la familia, veo a mi papá con una sonrisa de tranquilidad después de salir bien de su operación de la pierna, veo a mi hermano menor cada vez alejándose de la niñez y entrando a ese mundo tan complicado que es la adolescencia, hay algo que no cambia, la casa, el ambiente que tiene, hay cosas que se remodelan, cosas nuevas y cosas que se van, pero ciertamente el ambiente sigue siendo el mismo, es mi hogar.
Pienso en los viajes que he hecho durante todo el año, sé que mi segunda pasión es viajar, antes que un bolso prefiero un viaje, no hay algo más exquisito para mí que conocer otras realidades, veo a “L” en mi cabeza y veo su sonrisa cálida y casi que puedo sentir sus abrazos, veo los días en mi cuarto antes de publicar la novela, jalándome los cabellos y respirando para que todo salga bien, veo el día de Agosto, veo mis caminatas por la noche, los aviones, la universidad, los exámenes de fase, es curioso que en un minuto tanto pueda invadir y aparecer en la cabeza de una.
Falta un mes para que acabe el año, las cosas desprevenidas son las mejores que han pasado, hay otras en las que la miseria ha terminado y la calidad está en las nuevas.  Hay tiempos que terminan y otros que comienzan, eso lo sabemos, lo que suaviza lo inevitable es la forma, la primavera, la magia de los niños riéndose, esos pequeños momentos en lo que las modas y lo banal nunca podrá alcanzar, llegar también a hoyos profundos de análisis y ambientes tranquilos es exquisito, quizás solo algunos lo entendamos, algunas estamos hechas para estar en casa tranquilas viendo una película y desechando la fiesta con las fotos azules, es cuestión de ser y no ser.
 
Ya es de noche, ya no hay sol, no hay más colores deslizándose en el cielo, ya no se ven los colores del paisaje. Hay estrellas, hay pequeñas brisas que hacen sentir que son nuevos comienzos como los de casa, que siempre será mi hogar.
Quizás eso es mi regalo de navidad, tener a mi familia cerca, a “L” sonriendo, a mis amigos,  al hogar, al dulce hogar, a la candidez de tener un jugo de naranja y sonreírme para misma, esa sencillez única y tan confortable, hace que despierte y vea la hora, salgo y ahí está: es la vida.
 
 

 

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