martes, 18 de septiembre de 2012

Tecnicolor.



Días como hoy pienso, lo maravilloso y excelso que es darse cuenta, que la paciencia, el deber, la perseverancia, el dolor, hace que creamos más en nosotros mismos. Que descubramos quienes somos. Y que en metáfora somos como una planta.  
Soy como una planta. Miro a mí alrededor. Solo hay música. Solo estoy golpeando el teclado. Solo imagino lo que fue pasar esos días dolorosos. Como teniendo diecinueve años, la vida puede estar tan llena de experiencias, de aventuras, de situaciones improvisadas, que casi nunca fueron calculadas.
Días como hoy pienso que somos más que un simple perfil psicológico, una simple primera impresión, un estúpido prejuicio, un tonto estereotipo, un doloroso invierno. Nunca me gusto ser simplista con algo tan genial como son las: personas. Siempre pensé que tendría que estar con los ojos abiertos a todo. Especialmente con la gente.
Siempre me pareció interesante sentarme y estudiar la mirada de ese chico del bar del centro. Vacía, esperando, viendo el reloj, sonriendo cuando viene su novia. Siempre pensé en lo: únicos que somos. Qué no hay copias. Que no hay dobles hojas.
Tenemos la mismas ramas, pero las hojas florecen, cómo florecen tus valores, tus talentos todo en la primavera. Por otro lado el invierno es duro, es una época difícil, agazapados ante los problemas, gregarios cuando oímos el primer consejo que escuchamos. Hay una guerra fría que se acerca. Y viene la melancolía. El sin sazón. La tristeza quizá. Aún así nos mantenemos ante todo fuertes aunque las hojas, una por una, empiezan a caerse, sigilosamente, dolorosamente, cada una es dolorosa, con una somnolencia pesada. Amodorrada.
Las raíces siguen intactas, tu corazón todavía no se ha destrozado. Tu cerebro todavía no deja de producir sertralina, ellos, tus padres, todavía siguen allí cuando los necesitas. Llorar en sus brazos es como sentirte como una mano en guante, protegido.
Nunca dejes que ese invierno, tan triste, tan espeso, tan desolado, te derrumbe, cuando lo haga entonces serás como una planta cuando no se le echa agua, cuando no la proteges, cuando no la sacas al sol. Una  más, una criatura que no pudo más.
No te dejes derrumbar por esos momentos. Es solo un momento. Existe un mañana. Sobrevivirás. Por tan mala que sea la situación… sobrevivieras. Te pondrás derechito, miraras por encima del hombro, respiraras, y continuaras. No hay nada eterno. Lo malo siempre pasa… sobrevivirás. Serás valiente, miraras la vida con ojos distintos, descubrirás que tienes muchos lados, que puedes tener solidaridad, esperanza, alegría, frescura, seriedad, prudencia, coherencia. Tristeza, irritabilidad, egocentrismo, orgullo y prejuicio.
Hojas nuevas, con las mismas raíces. Porque las personas nunca cambiamos radicalmente. Podemos mejorar o empeorar.
Escucha el sonido de tu corazón. Aún late. Aún sigues respirando. Aún puedes sonreír, la vida nunca fue tan dura.
Alégrate, cuando veas que puedes un día más. Que Él te dio una oportunidad más. Una.
Por qué, según Heráclito: es imposible bañarse dos veces en el mismo rio. “Con el tiempo, una oportunidad perdida se pierde siempre”
Nunca sientas que fracasaste. Que tu vida es más que un solo: fracaso. Que no mereces vivir. Que la muerte es mejor. No te juzgues. Soporta, se fuerte. El valor de una vida no se mide por solo fracaso ni por un éxito aislado.
Charles Dickens dijo “Para todos sin prevenir nos espera la tragedia, la belleza y la felicidad no se pueden triunfar, solo debemos gozarlas”.
Disfruta los momentos preciosos. “Se optimista. Cuando el camino sea difícil, solo sonríe sonríe y se feliz”
Tecnicolor. Así eres tú. Con matices únicos, preciosos