domingo, 5 de marzo de 2017

Lo que toca hacer




“Things aren't easy
So just you believe me now
Don't learn the hard way
Just let me show you how…”
Hear Me Now -Alok, Bruno Martini

Olivia está por cumplir 24, hace casi un año que acabo la universidad, y ya. Ya está. Podría ser optimista al respecto y decir “ok,  voy a enfocarme y dedicarme a mi profesión y todo irá bien”, pero Olivia sabe que no se contenta con eso, por eso a medida que pasa cada año va descubriendo muchas habilidades que no sabía que tenía, como tomar fotos, escribir novelas, columnas en revistas, hacer su tesis de psicología y convertir a aquellos estudiantes en estrellas de rock darles la fortaleza para creer en ellos mismos.

Pasa las noches tejiendo la novela que cree que la hará escritora. Olivia tiene un sueño, y cree a toda costa que este se hará realidad, porque es terca y le pone mucho de su tiempo todos los días. Sabe que no es fácil, sabe que tiene que conseguir dinero para atender sus necesidades, sabe que es difícil ser escritora en el Perú, sabe que sus amigos cercanos se han enterado que lo suyo es las letras y la apoyan, sabe que tiene que terminar para este año la novela porque esa historia merece que la lean todos,  sabe que si fracasa lo volverá a intentar cinco o diez veces más pero no se rendirá rápido.
Olivia se inventa nombres cuando va a las discotecas de su ciudad, porque simplemente no le gusta dar su nombre así de fácil, mientras todos sus amigos bailan al amanecer ella prefiere observar su estrella y acordarse que tiene que terminar su novela. La mayoría de chicos que sacan a bailar a Olivia son menores que ella, quizás porque su rostro aparenta el de una chica de 18. A Olivia le gusta el mar, le gusta observar los pequeños detalles como sentír la brisa del mar, mirar el sunset acompañado de un vinito, escuchar música y jugar con la arena.

A la edad de Olivia el propósito parece ser predecible: encontrar estabilidad económica y crecimiento profesional. Lo cual no resulta ser malo, sino bueno. Sin embargo Olivia no entiende porque tiene tantas ganas de escribir y porque siente intereses tan distintos a los de sus amigos o personas que conoce. Le lleva un tiempo entender que todo lo que hace es por una razón todo lo que organiza es porque algún día vera los resultados y todo lo que siente aquella “sen-si-bi-li-dad”  no tiene que ser por nada, que quizás solo quizás algún día podrá aportar algo al mundo en el que vive y que su novela si valió la pena.

De alguna manera Olivia es Olivia, y así como cada persona es única en este mundo tan grande, lo que hace diferente a Olivia es sus ganas de querer hacer realidad sus sueños. No de la nada en febrero se da cuenta que si puede ser escritora porque no puede ser psicóloga, que quizás ahí este el verdadero reto.

El punto es que ella no es tan original como pensé, es la versión que elige de sí misma. Y sus sueños como el de otro puede ser músico o empresario, tienen el mismo peso como el de cualquier otra persona. Olivia se siente tranquila y le sorprende como algunas personas todavía creen en ella.

Así que Olivia hace un plan el cual implica vivir un día a la vez, tener una agenda y marcar el día que sustentará su tesis de psicología y marcar el día que entregará su novela a la editorial. Recuerda como día a día su computadora y ella saben la historia que escribe y eso la hace sentir orgullosa. Lo que suceda después, sucederá.

Pone primera a su auto negro, y sigue feliz.