“Things aren't easy
So just you believe me now
Don't learn the hard way
Just let me show you how…”
Hear Me Now -Alok, Bruno Martini
Olivia está por cumplir 24, hace casi un año que
acabo la universidad, y ya. Ya está. Podría ser optimista al respecto y decir “ok,
voy a enfocarme y dedicarme a mi profesión
y todo irá bien”, pero Olivia sabe que no se contenta con eso, por eso a medida
que pasa cada año va descubriendo muchas habilidades que no sabía que tenía,
como tomar fotos, escribir novelas, columnas en revistas, hacer su tesis de
psicología y convertir a aquellos estudiantes en estrellas de rock darles la
fortaleza para creer en ellos mismos.
Pasa las noches tejiendo la novela que cree que la
hará escritora. Olivia tiene un sueño, y cree a toda costa que este se hará
realidad, porque es terca y le pone mucho de su tiempo todos los días. Sabe que
no es fácil, sabe que tiene que conseguir dinero para atender sus necesidades,
sabe que es difícil ser escritora en el Perú, sabe que sus amigos cercanos se
han enterado que lo suyo es las letras y la apoyan, sabe que tiene que terminar
para este año la novela porque esa historia merece que la lean todos, sabe que si fracasa lo volverá a intentar
cinco o diez veces más pero no se rendirá rápido.
Olivia se inventa nombres cuando va a las discotecas
de su ciudad, porque simplemente no le gusta dar su nombre así de fácil,
mientras todos sus amigos bailan al amanecer ella prefiere observar su estrella
y acordarse que tiene que terminar su novela. La mayoría de chicos que sacan a
bailar a Olivia son menores que ella, quizás porque su rostro aparenta el de
una chica de 18. A Olivia le gusta el mar, le gusta observar los pequeños
detalles como sentír la brisa del mar, mirar el sunset acompañado de un vinito,
escuchar música y jugar con la arena.
A la edad de Olivia el propósito parece ser
predecible: encontrar estabilidad económica y crecimiento profesional. Lo cual
no resulta ser malo, sino bueno. Sin embargo Olivia no entiende porque tiene
tantas ganas de escribir y porque siente intereses tan distintos a los de sus
amigos o personas que conoce. Le lleva un tiempo entender que todo lo que hace
es por una razón todo lo que organiza es porque algún día vera los resultados y
todo lo que siente aquella “sen-si-bi-li-dad” no tiene que ser por nada, que quizás solo
quizás algún día podrá aportar algo al mundo en el que vive y que su novela si valió
la pena.
De alguna manera Olivia es Olivia, y así como cada
persona es única en este mundo tan grande, lo que hace diferente a Olivia es
sus ganas de querer hacer realidad sus sueños. No de la nada en febrero se da
cuenta que si puede ser escritora porque no puede ser psicóloga, que quizás ahí
este el verdadero reto.
El punto es que ella no es tan original como pensé,
es la versión que elige de sí misma. Y sus sueños como el de otro puede ser
músico o empresario, tienen el mismo peso como el de cualquier otra persona. Olivia
se siente tranquila y le sorprende como algunas personas todavía creen en ella.
Así que Olivia hace un plan el cual implica vivir un
día a la vez, tener una agenda y marcar el día que sustentará su tesis de
psicología y marcar el día que entregará su novela a la editorial. Recuerda
como día a día su computadora y ella saben la historia que escribe y eso la
hace sentir orgullosa. Lo que suceda después, sucederá.
Pone primera a su auto negro, y sigue feliz.