“Empieza cuando quieras. Puedes cambiar o no
hacerlo. No hay normas al respecto. De todo podemos sacar una lectura positiva
o negativa.”
F. Scott Fitzgerald - El curioso caso de Benjamin
Button
Hay una fórmula
primigenia para saldar una cuenta: el escape. Algunos lo mencionan como caminar
o andar. Una diplomática alternancia para testificar que las afrentas son un
suceso episódico. Arrojando las categorías al vacío, lo esencial es presenciar
cómo transcurre el tiempo. Dejar que la mala onda termine contra uno mismo y
transformar el caprichoso sesgo del prójimo en una saludable ‘vuelta de página’
para avizorar lo nuevo. ¿Las miradas destructivas? Están el fin del mundo, pues
calculo que hay bacterias a las que ninguna sabiduría apacigua y ninguna
amargura desconcierta. Son apóstoles de lo ineficaz o santos de lo inmediato.
Es mejor no luchar contra lo etéreo.
Ahora bien,
brutalidad de la realidad avasalla al optimismo y la pesadumbre. Hay quienes se
quejan de esa condición y se espantan de emprender el viaje en los
acontecimientos cotidianos. Temen caer. Sin embargo, no se proyectan en el
poniente del sol. Fracasar o triunfar son actos naturales en el inicio de la
creación –la escritura, la danza, la escultura, la pintura o la reflexión–. En
ese trance, el derrotero del tiempo mueve un péndulo amenazante que oferta dos
opciones: el logro o la derrota. No importa dónde caiga esa varilla ingrata,
pues siempre hallaremos brazos de hermandad donde reposar la fe. No vale
rendirse.
Emil Michel Cioran
menciona en Abdicaciones que “la
pereza embota los entusiasmos, ablanda los apetitos y enerva las rabias”.
Correcto. Hay días que la meta de los sueños es un asidero inestable que nos
empuja al marasmo de la inercia. Mal. Se debe combatir por la añoranza. En la
terquedad se haya la clave de la áspera belleza y la llave de la ciudad.
Es oportuno alejarse
de los elementos hostiles. “Hay más sabiduría en dejarse llevar por las olas
–menciona Cioran– que en debatirse contra ellas”. Y si se avecina la crítica de
los demás, es mejor dejarlas nadar a contracorriente en la acequia de las refutaciones.
Sin venganzas. El remanso más apacible es la indiferencia sistemática. El
rechazo es válido y un mecanismo de defensa, ya que “hubo un tiempo en el que
admiraba a los conquistadores y a las abejas, en el que estuve sobre el punto
de su esperanza, pero ahora, su movimiento me aterra y su autodestrucción me complace”
–Ciorán–.
Confío en mis
predecesores y en mis padres, quienes dibujaron con paciencia un trayecto de
esperanza. Y supieron dotarme de la férrea negociación: no arriesgar demasiado.
Al fin de cuenta, estamos caminando sobre la calma. Nada nos hace correr. Lo
bueno siempre tarda en llegar. Que no se
dude y no se mire atrás. Sé tenaz.
Últimamente he estado
leyendo libros de autoayuda, muy recomendables para aquellos días en los cuales necesitamos más que tips para
sobrevivir, estuve en la librería crisol del real plaza y empecé a examinar
algunos títulos, los que más me llamaron la atención fueron: Vuélvete a querer
de Vanessa Robbiano y Amar lo que es de Byron Katie son libros que muy aparte
de ser de autoayuda nos ayudan a encontrar un eje y tener reflexiones de
nuestra vida diaria.
En Vuélvete a querer,
Vanessa Robbiano nos cuenta que padeció durante diez años de anorexia y
bulimia. Hasta que después de un largo proceso decidió curarse. El libro nos
relata por qué y para qué nos enfermamos, cuáles son nuestras debilidades,
nuestras fortalezas, y como ante todo se puede salir adelante y superar nuestros
propios demonios.
Amar lo que es de
Byron Katie, nos relata como Byron tras años de estar sumida en la depresión y
de pensar recurrentemente en la muerte, una mañana se despierta con una vibra
positiva y una dicha absoluta. La autora nos plantea un método que consta de
sencillamente cuatro preguntas, que permite ver los que nos perturba.
Estos libros los
podrán encontrar en crisol, son altamente recomendables. Gracias a mis amigos
de Crisol del Real Plaza por prestarme los libros y dejar que los comente.
0 comentarios:
Publicar un comentario