domingo, 18 de octubre de 2015

Todo se transforma



Eres así, te gusta escuchar música tranquila cuando caminas. Bañarte una hora y sentir el agua por tus manos, estirándolas, viendo como las yemas de tus dedos se arrugan y te haces más viejita. Te gusta guardar la fiesta en paz, ahora ya no es lo tuyo interrumpir los silencios ni volver al pasado. Te gusta mirar el atardecer sin decir ni una sola palabra, tampoco te molesta sonreír cuando quieres, ni ponerte los audífonos cuando te dicen improperios en la calle, o si el jugo de naranja que tomas todas las mañanas en la universidad te hará mal al estómago. Vives el día, te sientes bien, alejas las dudas, y comienzas a leer esa montaña de libros que alguna vez dejaste porque entraste en crisis de no sé qué. Te sientes tranquila, los fines de semana duermes pasadas las ocho sin remordimientos, ya no analizas, ella te psicoanaliza. Ya no importa si tu padre cree que la novela que escribiste es puro exceso de cosas que quisiste vivir. Tú eres así, tímida, tranquila, graciosa, y te sientes contenta con lo que ves en el espejo, te gustas y te sonríes. Ya no tienes miedo de contarle a el sobre lo que estás pensando escribir para tu segunda novela, quizás por qué no te juzga, no te critica, te escucha en silencio.
Has aprendido a que es mejor un silencio largo a decir una palabra por impulso, a pedir disculpas solo una vez, que no es necesario insistir, a que no puedes agradarle y gustarle a todos. Que puedes equivocarte y tratar de ser mejor persona.  A relajarte y ser despreocupada con las cosas que no puedes manejar. Has encontrado tu estabilidad, a creer que algunas cosas pueden ser eternas. Entiendes que es bueno hacer ejercicio al menos dos veces por semana, que es bueno para la circulación, la mente y para verte linda.  Empiezas a ordenar tu habitación, a no tener cosas que están demás porque puede haber gente que necesita esas cosas más que tú. Ya no le tienes tanto miedo a hablar en público, que solo basta con respirar tres veces y no pensar que harás cinco minutos antes de salir a hablar. Le has dado a tu chico confianza para que te cuente lo que le provoque, que no tenga pudor de nada, y que ante todo tus oídos también sean amigos. Él ha aprendido a no seguir en el mismo círculo de viento en contra, sabes leer sus gestos y su rostro, ahora ya sabes cuando está preocupado por algo o necesita espacio. Sabes que no debes hacer reclamos insulsos, que antes de que estalle la dinamita o que se hunda el titanic, es mejor guardar silencio y luego conversar con tranquilidad. Te sientes orgullosa de él porque todo lo está manejando con tranquilidad y hace ante todo su esfuerzo con naturalidad.
Estas organizando tus responsabilidades, te has propuesto aprender a manejar y sacar la camioneta de tu mamá a escondidas cuando tengas el brevete e ir sin rumbo como siempre quisiste y todo antes de llegar a casa a las seis. Ya no importa si quieres disfrazarte de loca para Halloween, y llevar pantis de colores y una falda con rasgados, te gusta reírte de lo que a veces pasa por tu cabeza. Valoras cada día. Intentas ser mejor cada día, no importa si te caes mañana, sabrás que siempre harás jugo de fresas en casa, estarán las estrellas para solo mirarlas, chocolate caliente en tu corazón, una hoja de papel y un lápiz para recordar las cosas buenas del día, los triunfos, las celebraciones, las derrotas y la calma que trae el día con tan solo vivir.